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  • Foto del escritorREVOLUCIÓN ecoSOCIAL

Permacultura, un método para una nueva organización social


Emili Hazelip y Revista EcoHabitar. 2004

La permacultura fué concebida por un estudiante tasmaniano, David Holmgren, en los años 70 para servir como herramienta ecológica de ayuda a los miembros de culturas con economías parasitarias, entrópicas como la nuestra, y poder establecer otra manera de funcionar económicamente sin tener que explotar a otros seres humanos, ni al Planeta.

Se nos tiene inculcado que tratar de “ganarse la vida” de cualquier otra manera que la que el Sstema impone, es una necedad propia de “soñadores irrealistas” y que hasta sólo pensarlo es una pérdida de tiempo.

El sistema económico dominante tiene para sí toda una organización mundial de gente y lobbies multinacionales que sin ningún escrúpulo aplastan toda oposición a lo que ellos establecen como la única realidad posible.

Hasta muy recientemente poca gente se daba cuenta de la imposibilidad de mantener a largo plazo dinámicas de explotación consideradas normales en la realidad de los negocios y de los gobiernos. Hoy ya no hace falta tener que convencer a nadie de que el Sistema Económico Dominante (SED) no tiene futuro, pero lo que todavía no se tiene claro es: cómo salir de esta catástrofe, cómo minimizar nuestra participación en una economía tan destructiva en la que estamos metidos, cómo simultáneamente permitirnos “vivir” y no colaborar con tanta injusticia.


Esto era lo que a David Holmgren preocupaba y lo que a muchos de nosotros también nos preocupa, el ser humano básicamente. Su naturaleza profunda es de interacción social y para que se sienta bien necesita justicia, y a pesar de que en las sociedades guerreras se ha manipulado la psique para que “los valores” guerreros de matar, de enriquecerse con los botines del pillaje, estén inculcados, aparte de los que directamente se están aprovechando de “esos beneficios”, el resto de la sociedad está buscando una ética coherente con nuestra naturaleza profunda, no hay que olvidar que nuestra especie es vieja, de varios millones de años y que durante este largo periodo de tiempo, lo que nos caracterizaba era un comportamiento de apoyo mutuo, de generosidad hacia el grupo...,


El Paleolítico, contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, fué una larguísima época de paz para nuestra especie: arqueológicamente esto se sabe, pero la ocultación de nuestro pasado es sistemática para que nos tengamos que identificar con la version oficial de pertenecer a una especie con genes programados para la agresividad, la guerra, el vicio y la maldad...,

En realidad este comportamiento patológico no es otra cosa que una especie de barniz comportamental manifestando el conflicto profundo de no poder funcionar con la creatividad y libertad a que el ser humano se había acostumbrado a tener desde la noche de los tiempos, desde antes de que pudiéramos ponernos de pie y poder hablar.


Las buenas noticias son que, aparte de los que se volvieron patológicos y por medios de expansionismo criminal impusieron sobre los otros pueblos su manera de funcionar, por ejemplo los griegos sobre indígenas en tierras mediterráneas que lo único que nos queda de su memoria son tumbas en las que con la persona se enterraban, no armas, sino herramientas de trabajo y ruinas de poblaciones sin ninguna fortificación y aunque hoy en día la matanza de indígenas con culturas pacíficas está casi acabada, todavía somos contemporáneos de los bosquimanos, los indígenas del África Austral que ocupaban hasta hace 200 años un territorio tan grande como de Gibraltar hasta Siberia. De esta cultura solo quedan hoy unos pocos sobrevivientes en Botswana y en Namibia, viviendo prisioneros en campos de “sedentarización forzada” (otro nombre para los campos de concentración genocidales en existencia hoy en día).


Los bosquimanos nunca inventaron la guerra y supieron compartir, no por miles sino millones de años, la misma geografía con una gran diversidad de grupos “jugando el mismo juego” de respeto hacia el territorio y hacia los vecinos, desarrollando dinámicas sociales para impedir que la agresividad de algunos pudiera romper los equilibrios sociales establecidos y aunque esta cultura no ha sido la única, los bosquimanos son quizás hoy los últimos sobrevivientes de una de las culturas “del Paraíso Terrenal” que hasta la llegada reciente (unos 10.000 años) de las culturas guerreras ocupaba la totalidad del Planeta... y el “pecado original” no fue cometido por toda la humanidad, contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, sino solamente por esa cultura patriarcal que inventó la guerra, el fraticidio y la destrucción de la Naturaleza en búsqueda de los recursos naturales... y no es porque hoy esta lógica y dinámica haya colonizado el planeta casi en su totalidad que quiera decir que el ser humano no fuera o sea capaz de otra cosa, o que nosotros no podamos romper la hipnosis cultural, y liberarnos de una creencia que denigra nuestros orígenes pacíficos y éticos. Ser libres


No nos hace falta pedir permiso para ser libres pero si nos hace falta un método, un sistema para saber funcionar en una nueva economía que nos permita integrarnos simbióticamente a la vida planetaria en su totalidad. La permacultura no es solamente otra manera de cultivar su huerto sino toda una organización del sitio en el que uno se encuentra para cambiar profunda y pacíficamente lo que ahí pasa, la permacultura desborda los límites de la propiedad privada, se inmiscuye de lo que ocurre en su pueblo, municipio, etc.


Como Tchernobyl nos lo ha demostrado, de nada sirve que uno tenga un huerto biológico en donde sea si te van a llegar nubes radioactivas que te lo contaminan todo. La ilusión que empezó en los años 60, de que uno podía “retirarse” a algún sitio y así poder hacer “su vida lejos de la mierda”, hoy en día creer esto es no querer hacer frente a lo que pasa y la solución sólo se establecerá si colectivamente se aplican medidas que impidan la continuación de lo que hoy se hace; con las semillas transgénicas tenemos otro ejemplo de la urgencia que hay de parar esta economía a nivel político, oficial: para las nubes, el viento y los insectos no hay barrera posible y no hacer oposición a estas imposiciones porque nos fuimos todos al campo es no haber realizado la responsabilidad que tenemos de hacer frente donde esté el frente, para no colaborar con el Sistema Económico Dominante (SED).



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