Refutar nuestro mundo radicalmente
- REVOLUCIÓN ecoSOCIAL
- 19 may 2020
- 7 Min. de lectura

Por Thierry Sallantin,
Traducción Santiago Perales
Editado por R. E.S.
¡Abajo el industrialismo!, que es incompatible con el urgente regreso a los 280 ppm (partes por millón) de CO2 en la atmósfera. Si continuamos con un tipo de sociedad que demande demasiada energía estaremos caminando rumbo a una transformación radical del clima y de forma irremediable durante los próximos 500.000 años.
¡Abajo todas las sociedades devoradas por la locura, por la búsqueda de la grandeza, la desmesura! Esas sociedades que bajo el solo pretexto del “poder” y la “potencia” dan a luz a estructuras jerárquicas sobre la más amplia superficie posible, fundadas en conquistas aborrecibles de pequeños pueblos que sólo pedían continuar su vida tranquilamente.
Raíces ya atestiguadas de hace 6.000 años con las primeras ciudades en Mesopotamia -donde los arqueólogos detectaron la aparición de las primeras locuras de la grandeza. Esas primeras sociedades, demasiado numerosas, resultantes de las guerras y de la sumisión de los vencidos, del poder exorbitante de príncipes cuyo orgullo y desmesura (del griego hubris) se tradujeron por “grandes monumentos inútiles”: esas torres llamadas “zigurats”. ¡Siempre la misma farsa de los ricos desde hace 6.000 años!.
No debemos ser como ATTAC por un “alter capitalismo”, ni querer “otra civilización," una ¡“alter civilización”!. Todas esas palabras con alter” indicios del pensamiento […]alterado (¡fue idiota haber inventado el “alter-mundialismo”… y porqué no una “alter pena de muerte”, ya sabe, ¡lo bio (la alimentación biológica) y el comercio justo!)...
El concepto de “civilización” fue inventado en 1756 por Mirabeau: los europeos inflados de orgullo se decían “civilizados” respecto a los débiles que (claro) debían ser colonizados: los salvajes, que será además fue el razonamiento de Léon Blum el 9 de Julio de 1925 (para justificar la represión en el Rif, en Marruecos, contra la valiente resistencia dirigida por Abd El Krim: Blum decidirá enviar allí el héroe de Verdun: ¡el mariscal Pétain!) que dijo: “amamos demasiado a nuestro país para negar la expansión de la civilización francesa. Admitimos el derecho y hasta el deber de las razas superiores de atraer hacia ellas las que no han conseguido el mismo grado gracias a los esfuerzos de la ciencia y de la industria”.
Reconocemos casi las mismas palabras en Jules Ferry en 1885 para ¡justificar las colonizaciones en Indochina y en África! Y también en 1952 Félix Gaillard, secretario de estado a la presidencia (para justificar la industria atómica), explicará que las naciones que no seguirían la vía del desarrollo gracias a la física atómica serian en 25 años:“tan atrasadas frente a las naciones nucleares como lo son los pueblos primitivos africanos hoy frente a las naciones industrializadas”…
Hoy con el retroceso adquirido gracias a la toma de conciencia de la situación suicida a donde lleva la modernidad, sabemos que la “civilización” fue desde su comienzo un proyecto absurdo y que los pequeños pueblos modestos, equipados técnicamente de lo estricto de lo mínimo, eran los que tenían razón… Y además, en estas sociedades, la noción de “trabajo” no existe. Y pensar que esas sociedades (que habían encontrado las claves de la felicidad, el progreso en el verdadero sentido del término) mataban de risa a los orgullosos europeos descubriéndolos bajo los trópicos o más allá del Ural, en Asia del Norte o hasta el otro lado del Atlántico… divirtiéndose, tratándolos de ¡primitivos”, de “salvajes”, de “atrasados”!
Descolonizar el imaginario es salir de una buena vez por todas de ese prejuicio de superioridad de los colonizadores, abandonando el viejo vocabulario que justificaba la expansión colonial.
Desde entonces los ecologistas radicales dicen ¡abajo la civilización! ¡viva el salvajismo!
Vivan las múltiples “silvilizaciones” (del latín sylva, el bosque); abajo la civis, la ciudad, ¡lugar de amontonamiento humano y de explotación de las poblaciones campesinas circundantes, de las cuales depende la ciudad para su alimentación!.
Abajo el desarrollo, viva su contrario: ¡el envolvimiento!
Solidaridad con los pueblos pequeños que todavía tienen el saber y la experiencia de la vida tranquila y autárquica. En el último recuento, hablan 6.900 lenguas diferentes, pero por doquier la etnodiversidad está amenazada, sea directamente: genocidio; sea indirectamente, etnocidio…
Es de ellos de donde los ecologistas radicales pueden inspirarse para redescubrir el arte de los estilos de vida con baja huella ecológica, el arte de constituirse en micro-sociedades de talla humana, donde todo mundo conoce a todo mundo y donde las estructuras jerárquicas están fuera de juego, ¡indecentes¡. Con la agricultura moderna en Estados Unidos se invierten 7.4 calorías para cosechar 1 sola. Con la agricultura tradicional de los Yanomami en el Amazonas: por 1 caloría invertida (útiles: solo la energía muscular, y ningún input) cosechan 19.8 calorías.
Ecología radical: radicalmente refutar nuestro mundo
Ninguna tregua: ¡todo está para mandarlo al diablo! Los ecologistas radicales no son “ositos de peluche”, gente educada, que ponen atención en no utilizar más que los medios de acción “exquisitos y distinguidos (NdT: “pijas”, “fresas”)” dignos de su buena educación, refinada, pulida. ¡No!, ¡Los ecologistas radicales son gente peligrosa!. A los ricos, los patrones, los empresarios y a los políticos les conviene levantar barricadas. En 1789 no retrocedimos frente a nada para que los aristócratas devolvieran la garganta. Hoy, es el turno de todos los contaminadores, manipuladores publicitarios e inversionistas, de morir de miedo. ¡Porque los radicales están llegando!
Los de la peor especie: ¡los ecologistas!
En efecto, la ecología es el replanteamiento total del delirio engreído plurimilenario de los occidentales. Es el fin del antropocentrismo y por lo tanto de todas las religiones monoteístas, el regreso a las visiones del mundo biocentristas, las que impulsan a vivir en paz con nuestras hermanas las plantas y nuestros hermanos los animales, porque no hay justicia más que cuando todas las especies vivientes compartan la biosfera de forma equitativa. ¡Los humanos no tienen que ocupar todo el espacio!. Actualmente, entre las 5.000 especies de mamíferos, una sola representa el 90% del peso de la biomasa de todos los mamíferos: ¡la especie humana, agregando a eso el peso de los animales de sus criaderos!. ¡Las otras 4.999 especies deben contentarse con el 10% del peso de la biomasa restante!. ¡Escandaloso e injusto!
¿Crisis? No, no es una crisis: vivimos la fase final de la agonía terminal.
Entre el 2020 y el 2060, habrá MILLONES de muertos con el fin de los recursos energéticos, la multiplicación de los accidentes nucleares (la radioactividad ya ha matado 63.200.000 personas desde 1945, el fin de los recursos mineros, la multiplicación de los cánceres y otras enfermedades crónicas causadas por los productos químicos y las ondas electromagnéticas. Millones de muertos: el índice de mortalidad será cada día 150 veces más elevado que durante la segunda guerra mundial […] Migraciones masivas de poblaciones, con los primeros efectos nocivos del cambio climático, engendrarán crispaciones racistas de pueblos que se sentirán invadidos, les seguirán guerras civiles, guerras civiles, hambrunas, epidemias mucho más graves que la de la peste negra de mediados del siglo XIV…
Nunca seremos “9 millones en el 2050”
Esta dramática caída en la población se va ralentizar pera los años 2070 y finalmente los humanos solo serán 1 millón en el 2100, como lo indican las escalofriantes curvas del demógrafo Paul Chefurka que nos muestran la constante paralela desde hace 300 años entre la curva de los recursos energéticos (cuyo derrumbamiento es inminente, sobre todo del petróleo) y la curva de población.
Tanto como decir que nosotros, que nos reunimos “sensatamente” para discutir de la ecología radical, no necesitamos escondernos: ¡la mayoría de nosotros, vamos a morir de muerte violenta y será todavía peor para nuestros hijos!. ¡Sobre todo si continuamos viviendo en el seno de las sociedades industriales y de las zonas sobrepobladas!
¿Que hay que hacer cuando el Titanic se hunde?
En todo caso, no quedarse dentro. Y no hay tiempo para jugar al boyscout católico de la gentil “transición”: ¡Es un cambio radical, se trata de algo brusco!
Pero como en el momento del naufragio, hasta el último minuto la gente continuó prefiriendo la distracción: ¡se tocaban bellas piezas musicales en los salones del Titanic!. De la misma manera que aquí, la gente se excita primero por abalanzarse hacia la estación de tren parisina Saint Lazare, porque escucharon que ahí tenía lugar ¡la apertura de un Burger King!
Bertrand Meheust tiene razón: ¡El ambiente no es de revolución!. La gente está definitivamente cretinizada, imbecilizada por la sociedad de consumo. Fruslería hablar de democracia: desde el principio de los años 1920, la dictadura de la mercancía se instalaba con Lippmann y Bernays … y los marxistas ni vieron venir nada. Normal, porque estaban como los capitalistas, ¡hipnotizados por la vida moderna! Ya en su tiempo, Marx defendía los modernos Estados Unidos contra los mexicanos “atrasados”, porque sólo juraba por la “megaindustria” y estaba del lado de los ingleses contra los “primitivos” de los indios que se revolvían contra la penetración europea … De ahí mi anticomunismo al igual que mi anticapitalismo…
En varios países de Europa hemos estado con los anarquistas que se definen como “anticiv” (contra la civilización): en reuniones anuales en Inglaterra, Cataluña y Suecia entre otros. Ahí aprendemos diferentes técnicas de sabotaje y también de saberes y experiencias prácticas de la vida en total libertad, en la naturaleza, en un estilo paleolítico como podemos ver entre las ya millón de personas en América del Norte que hicieron secesión, desertaron radicalmente el sistema para vivir al fin, realmente, de manera humana y armoniosa. En Francia 6.000 personas viven entre Foix y Saint Girons en Ariège, los primeros llegados después de mayo de 1968. Tantos testimonios de ambos lados del Atlántico para brindar una idea con el fin de salir de la sociedad de consumo, ya que « consumir, es ser… forzado a ser…idiota »! Es urgente irse de las ciudades porque vivir ahí la vida es perder su vida en ganarla trabajando: ¡uno debe vivir sus sueños en lugar de soñar su vida viviendo perezosamente en la ciudad!. ¿Pero irse a dónde?
Creemos por doquier las Z.A.D., (zones d’autonomie définitive o “zonas de autonomía definitiva”), tribus para volver al salvajismo, rebeldes a la civilización, constituir en primer lugar grupos de ” vuelta al humano feliz “, enseguida conseguir los medios para salir definitivamente de la sociedad industrial: instalarse en grupos, sin jerarquías, ahí donde la naturaleza es todavía libre, marchando poco a poco a la vida cada vez mas autónoma, autosuficiente, primeramente a nivel de la alimentación, y después en todos los otros campos: reapropiarse de los saberes y experiencias para fabricar todo localmente, con arte y amor, un himno a la belleza del «hecho a mano». Bonito modo de vida con huella ecológica cero. Coherencia con la voluntad de integrarse armoniosamente en el ecosistema local, o sea, dejando todo el espacio que necesitan las otras especies vegetales y animales: diversidad máxima cohabitando con la máxima etnodiversidad. Entre las posibilidades de «tierras a liberar» como contaban los anarquistas naturalistas en 1900, existe un departamento en Francia cuyo sur está recubierto de bosques y es del tamaño de Portugal, un espacio inhabitado y garantizado sin contaminación de 2 hectáreas, donde el Estado, por decreto en abril de 1987, acordó derechos de uso colectivo en su bosque patrimonial: los ocupantes (okupas) tienen el derecho de quedarse gratuitamente en el bosque bajo dos condiciones : Una, vivir en grupo ; Dos, vivir en autosubsistencia tradicional, solamente con los recursos del bosque: pesca, caza, recolección y jardinería a pequeña escala en los claros del bosque. Hablo de seminomadismo. ¡Que mejor para los… ecologistas radicales!. Inútil comprar la tierra: ¡crédito hipotecario gratuito!. ¡Suficiente espacio para un centenar de aldeas de rebeldes y artistas de la vida bella!
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